¡ HOY ES UN BUEN DIA PARA SALIR DEL CLOSET !
El once de octubre ha sido determinado por la fundación Human Rights
Campaign (Campaña de Derechos Humanos) como el “Día mundial para salir
del closet”. En México se ha retomado esta idea y ha convocado a los cientos de miles de hombres y mujeres que se encuentran dentro del closet a salir de él.
Son varias las preguntas que debiéramos hacernos con relación a salir del
closet. ¿Quién construyó el closet, es necesario salir de él, por qué, quién lo
impide, qué pasa si las personas no salen de él, a quiénes afecta que las
personas lo hagan o no?
Salir del closet es una expresión popular que hace referencia a hacer pública
la identidad de orientación sexual cuando se está siendo homosexual,
lesbiana, bisexual o en un tránsito identitario de género o de cuerpo. Los
heterosexuales no salen del closet por una sencilla razón, algunos entre ellos
son los administradores del lugar y como tales están afuera.
El closet se fue construyendo en la medida en que se concretaron los
discursos teóricos que fueron haciendo las veces de bases, pisos, paredes y
techo; pero somos nosotros mismos quienes decidimos poner cerradura a la
puerta, cerrarlo con llave y guardar ésta en lo mas recóndito de nuestro
corazón o mas precisamente, de nuestro cerebro.
Porque la homofobia no solo es cultural sino que además es interiorizada y
reforzada en la escuela, la familia y la sociedad en general.
La cultura determinó transgresores del “deber ser” a los y las LGBT, y estos,
asumieron el cuento y se sintieron sucios, pecadores, enfermos e incluso
antisociales. Esto ha marcado e influenciado de tal forma la construcción de
la identidad sexual que no solo nos negamos a nosotros(as) mismos(as)
nuestra propia sexualidad sino que además, el peso que llevamos dentro, nos
obliga a vulnerar, estigmatizar y separar socialmente a quienes al igual que
nosotros(as) deciden estar siendo en una experiencia sexual, mas cuando
esta nos parece transgresora del “deber ser”, y en consecuencia nos
asumimos los guardianes de la moral y las buenas costumbres
heterosexuales.
Por supuesto, que salir del closet puede ser un proceso doloroso no sólo para
nosotros(as) mismos(as) sino en especial para aquellos(as) quienes dicen
amarnos, porque al igual que nosotros(as) ellos prefieren que estemos en el
closet, ya que nuestra salida los obliga a plantearse sus propios temores y a
considerar el rechazo para nosotros(as) como una posibilidad en la existencia
común como familiares o amigos.
En algunas oportunidades tememos salir porque nos preocupa el dolor que
podamos causar olvidando que el dolor que ellos y nosotros(as) mismos(as)
hemos causado por años de existencia y negación es superior a cualquier
dolor propio o externo que se cause en beneficio de nuestro bienestar. Por
supuesto que es difícil asumirse el eje de la propia existencia y toma de
decisiones, pero también es cierto que bien vale la pena descentrarse para
reacomodarse en una nueva existencia en la que ya no tendremos que
ocultarnos y en cambio gozaremos del beneficio de ser plenos y
auténticos(as).
Al salir del closet recordemos que lo nuestro no es un “estilo de vida”, no
permitamos que una frase elegida para negar nuestra unicidad nos masifique
y cosifique hasta el punto de aceptar un “deber ser” que ni siquiera para
quienes pretenden excluirnos es real; todos sabemos que cada gay, lesbiana,
bisexual y transgénero posee un mundo tan único y particular como lo es el
de cualquier heterosexual y que dicha orientación sexual no es la panacea de
la felicidad sino tan solo una de las múltiples posibilidades que los seres
humanos tenemos al construir nuestra identidad.
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