lunes, mayo 18, 2009

KARMABEAT CONTRA LA HOMOFOBIA


LA HISTORIA DE IRVING:
TOLUCA, Méx.— Irving se definió como gay a temprana edad, a los ocho años, y desde entonces supo que su tendencia natural “no era algo bueno para la mayoría”, por lo que desde entonces aprendió el arte de simular y ocultar quién era.
Pero las cosas para Irv, como le dicen sus amigos, cambiaron hace sólo tres semanas, cuando decidió “salir del clóset” y asumir su condición. Los resultados, sin embargo, son poco alentadores.
¿La respuesta? Un puñetazo de su padre, quien ni siquiera lo dejó terminar de hablar, y una paliza a cinturonazos por parte de su mamá, quien curiosamente pareció ser la más afectada por el “descubrimiento”.
“Me hice pipí del miedo... pensé que me iba a matar”, narra Irving.
Lo que ha seguido en estas dos últimas semanas en la vida del joven preparatoriano de 15 años ha sido una cita diaria con el sicólogo, especialmente contratado por sus padres, “para curarlo”, y el aislamiento social, pero sobre todo en el ámbito familiar.
“Fuego amigo” en la familia
Para Irving, ser víctima en su propio hogar de la más violenta homofobia que ha vivido como gay en estos últimos siete años, es el equivalente al llamado “fuego amigo” pero en su más cruda expresión, ya que además de la paliza de su madre y las forzadas idas al sicólogo, ha tenido que soportar la frialdad de su padre “ofendido”, la brutalidad de su madre y la discriminación de sus hermanos.
A sólo días de cumplir 16 años, Irving no sabe qué hacer para salir de la violencia “moral” y el rechazo en su casa, aunque es probable, dice, que huya con un amigo y deje los estudios para mejores tiempos.
Su refugio por el momento son sus amigos de la Preparatoria número 1 de esta ciudad, una tía y dos primas, quienes intentan convencerlo de no hacer una locura y aguantar a que sus padres y hermanos asimilen su condición.
Por lo mientras, Irving asistió ayer a un pequeño círculo de estudiantes preparatorianos que, como él, comparten el sentido de “la diferencia” e intentan darse apoyo mutuo para superar las eventuales crisis.
En el grupo también hay rockeros, punquetos y lesbianas, que de una u otra forma han sufrido el aislamiento social y la discriminación.

Nota de María Teresa Montaño / El Universal

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